Hola

Bienvenido a mi blog sea usted. Este blog será la cuna de la narración de mi reto Nuzlocke, el cual les presento no con demasiado orgullo (pues soy mu cutre, mu mu cutre). Iré actualizando conforme vaya avanzando en el juego. Mi introducción la puedes ver arriba (no tengo ganas de volver a ponerla y el formato de WordPress me toca un poco las fosas nasales), y podéis conocer el estado actual del reto donde pone «Estado del reto». Más simple que el mecanismo de un botijo.

Espero que me sigáis :3

Capítulo 0: Comenzando por el comienzo (así de jarcor)

“…

Mmm… Parece que el sol se está poniendo ya…

Esto debe ser lo que llaman crepúsculo, ¿no?”

PERO QUÉ DICES, SI SON LAS JODIDAS 5 DE LA TARDE

¿EN TU PUTA VIDA HAS VISTO UN ATARDECER?

En fin.

Calcium es mi nombre, y soy un joven aspirante entrenador Pokémon. Bueno, lo de “un” es relativo. Mi pequeño secretito es que no tengo pene. Cuando Oak me preguntó si era chico o chica me quedé en blanco y no supe qué contestar, así que dije chico y en realidad no tengo pene.

Llevo viviendo toda mi vida en Pueblo Primavera con mi mami. Mi papi no sé donde está (creo que me abandonó por feo). Tengo una amiga que se llama Lira. Yo creo que ella sí tiene pene pero no estoy muy seguro. Tiene un Marill al que esclaviza y sodomiza y utiliza como juguete sexual quiere mucho y eso. Pero es una niña muy sospechosa, yo creo que oculta algo.

Bueno, vamos al grano. Me despierto como cada tarde noche mañana en el hospital, ya se sabe, el coma etílico mi cama. Al bajar las escaleras, mi mami me dice que me andan buscando la Lira y el profesor no sé que he hecho para que me busque tanta gente. Oh mami, gracias por darme una bolsa para meter mis cosas… wait… ¿me estás echando de casa? ;_;

Siendo sutilmente desahuciado por mi agradable mamá otra que me odia por feo, arrastro los pies fuera de  casa y me encuentro a Lira persiguiendo con un dildo en la mano a su Marill que huye despavorido. Ignora mi presencia y se dirige al bosque con el pobre bicho.

A medida que voy moviendo el culo hasta el laboratorio del profe, hay un nota con pinta de stalker mirando por la ventana de forma muy sospechosa. Parece buen tío, voy a saludarle…

–          ¡Hola amiguito! 😀

–          LARGO MARICÓN

Llorando me voy al laboratorio. Aunque no sé por qué lloro, si todo el mundo me trata así. Por eso no tengo Pokémon, porque siempre me escupen en la cara. ¡Pero bueno! ¡No importa! ¡Ya haré amiguitos! 😀

En el laboratorio, el profesor Elm me da una cálida bienvenida: “Ah, tú…” Me halaga tanto cariño por su parte, mi madre ni siquiera me miraba cuando entraba a casa.

–          Mira, me pillas de buenas, voy a darte uno de estos tres bichos, que me sobran. Pero llévalo al lado tuya en vez de en una Pokéball, que están mu caras y no estoy como para regalarlas.

¡No me lo creo! ¡Me van a regalar algo por primera vez desde que mamá me regaló esos calcetines del abuelo por mi cumpleaños! ¡Estoy… tan… feliz!

–          Pero necesito que me hagas un favor que…

Ya me sonaba a mí raro.

El viejo termina de contarme la historia resumida de su vida y por qué quiere mandarme a hacer la mierda esa mientras yo asiento sonriendo como un niño al que le van a dar un caramelo.  CÁLLATE YA COÑO, DAME EL PUTO BICHO DE UNA JODIDA VEZ.

En un dispositivo que parece una máquina de tortura para ritos satánicos hay 3 Pokéballs. Cada una tiene un Pokémon de tipo fuego, planta o agua. Debo elegir con sabiduría, sólo tendré esta elección una vez y será muy importante, no debo equivocarme, tengo que pensarlo con cuidado y…

-… pim, pom, fuera, tú-te-la-que-das. ¡ÉSTE!

De la Pokéball sale una especie de miniengendro de la naturaleza de color azul y con dientes afilados como su puta madre: se trata de Totodile, el pokémon de tipo agua. La verdad es que me la suda de qué tipo sea, o qué bicho es, si muerde o no o si tiene pene o no: ¡TENGO UN PUTO POKÉMON, JODER! ¡¡¡VOY A SER LEYENDA!!!

-¿Le vas a poner mote o no?

POR SUPUESTO QUE SÍ.

Oigo gemidos de dolor que vienen del sótano del laboratorio y el profesor baja las escaleras con cara de sádico, así que me empiezo a plantear seriamente el salir por patas de ese sitio satánico con mi bicho bajo el brazo. Justo cuando comienzo mi desesperada y sigilosa huida (vaya a ser que venga el otro a sodomizarme también) uno de sus ayudantes me bloquea el paso.

-NO, POR FAVOR, DE VERDAD, NO SOY ATRACTIVO, NO PUEDO HACER SEPSO, NO TENGO PENE Y…

-Llévate estas pociones, acabo de hacerlas… Es una receta nueva… ¡Están muy bien, te lo aseguro! – me tiende con una sonrisa de oreja a oreja que denota una impresionante credibilidad unas pociones que echan humo negro con forma de calavera.

-¡Oh, muchas gracias, señor! ¡Es usted tan amable!

-De nada, venga, adiós – me echó con algo menos de amabilidad mientras anotaba algo en una carpeta que pude ver que decía, “no parece peligroso al inhalarlo”. Me pregunto de qué se tratará.

Al salir de ese lugar infernal me encuentro a Lira, la digna ayudante del profesor, con su Marill felizmente dando vueltas mientras ella pulsaba un botón de un extraño mando a distancia. Ella es la única que más o menos me trata como si fuera humano, así que me saluda y tras hablar más con mi nuevo pene (osea, mi pokémon) que conmigo se larga.

Antes de ir a cumplir el favor que me ha pedido el profesor, me paso por mi casa para recoger el PokéGear de segunda mano que me compré con el dinero que pedí en la calle y me despido de mi madre para ser nuevamente ignorado.

Bueno, a lo que iba. Resulta que tengo que ir a casa de un tal Sr. Pokémon (ya tienen que odiarte tus padres para ponerte ese nombre, o ya tienes que odiarte a ti mismo para ponerte ese sobrenombre) para recoger nosequé descubrimiento raro y llevárselo de nuevo al profesor no por Arceus, otra vez allí no. Así que me dirigí arrastrando los pies y el pene (el pokémon) a la salida del pueblo, donde mi gran pokéaventura me esperaba…